- msullivan978
XXV Domingo Ordinario
24 de septiembre de 2023

Today's Readings
Primera lectura Is 55, 6-9 Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos, dice el Señor. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos''.
Salmo Responsorial Salmo 144, 2-3. 8-9. 17-18 R. (18a) Bendeciré al Señor eternamente. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable. R.Bendeciré al Señor eternamente. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R. Bendeciré al Señor eternamente. Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R. Bendeciré al Señor eternamente.
Segunda lectura Fil 1, 20-24. 27 Hermanos: Ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte, Cristo será glorificado en mí. Porque para mí, la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el continuar viviendo en este mundo me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir. Me hacen fuerza ambas cosas: por una parte, el deseo de morir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; y por la otra, el de permanecer en vida, porque esto es necesario para el bien de ustedes. Por lo que a ustedes toca, lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.
Aclamación antes del Evangelio Cfr Hechos 16, 14 R. Aleluya, aleluya. Abre, Señor, nuestros corazones para que comprendamos las palabras de tu Hijo. R. Aleluya.
Evangelio Mt 20, 1-16 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'. Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor'. Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?' De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos''
Reflection
Esta parábola de Jesús enseña profundas lecciones sobre la naturaleza de la gracia de Dios, la equidad y el concepto del reino de los cielos.
En esta parábola, el propietario de la tierra representa a Dios, la fuente divina de toda la creación. Dios es retratado como una figura generosa y compasiva que busca traer a las personas a Su viñedo, simbolizando el reino de los cielos.
Los trabajadores contratados en diferentes momentos del día pueden ser vistos como almas o individuos que buscan una relación con Dios y la entrada a Su reino. Cada trabajador representa el viaje espiritual de una persona.
El salario diario habitual que los trabajadores reciben puede interpretarse como la gracia y la salvación de Dios. Se concede libremente a todos aquellos que responden a Su llamado, sin importar cuándo se unan al viaje. Esto enfatiza que la gracia de Dios no se gana a través de obras, sino que es un regalo.

El mercado simboliza el mundo donde las personas están viviendo sus vidas. Algunos pueden responder al llamado de Dios temprano en la vida (amanecer), mientras que otros pueden llegar a la fe más tarde (mediodía, las tres de la tarde, las cinco de la tarde).
La parábola desafía nuestras nociones humanas de equidad. Cuando los trabajadores que trabajaron más horas ven que aquellos que trabajaron solo un corto tiempo reciben el mismo salario, sienten que es injusto. Esto subraya la idea de que la gracia de Dios es igual para todos, sin importar su pasado o la longitud de su viaje.
La respuesta del propietario de la tierra, "¿Envidias porque soy generoso?" refleja la infinita generosidad de Dios y Su derecho a extender Su gracia como Él lo ve adecuado. Nos recuerda que los caminos de Dios están más allá de nuestra comprensión y que no debemos cuestionar Su sabiduría y amor.

La parábola concluye con la afirmación: "Así, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos." Esto sugiere que nuestro estatus mundano, logros o el momento de nuestra conversión no determinan nuestro lugar en el reino de Dios. En cambio, es nuestra disposición para aceptar la gracia de Dios y seguir Su camino lo que realmente importa.
En resumen, esta parábola nos enseña la verdad espiritual de que la gracia de Dios es abundante, disponible para todos los que la buscan y no depende del mérito humano. Nos desafía a abandonar los juicios y comparaciones, reconociendo que el amor y la generosidad de Dios trascienden nuestra comprensión humana. Fomenta la humildad, la gratitud y una apreciación más profunda de la inclusividad del reino de Dios.